Ir al contenido principal

Entradas

Sariñana

Te decía al oído que Ximena Sariñana es parecida a vos, o vos a ella, no lo sé. Te decía a los ojos, más bien. Cómo nos ha cambiado la irrupción de WhatsApp. A mi me gustaría tocarte con cada palabra, con el sonido de las palabras, con el vientito que hacen cuando salen de las bocas, y apenas si te las acerco en una seguidilla de letras imprentas. Porque los audios, que son lo más parecido que tenemos, están ahí. Son un poco mejor, pero no reemplazan nada, no reemplazan y menos ahora, amor, que se puede multiplicar la velocidad del sonido. Quién iba a decir que íbamos a poder multiplicar la velocidad del sonido. Una luz tenue y el sonido de un piano sintético bañan el clima del video de Amor, amor de mis amores. Natalia Lafourcade la presenta y el público aplaude a rabiar. Desde acá me imagino que se ponen de pie, que dan saltitos. Y Natalia empieza la ejecución, mientras Ximena la mira tan atraída por ella como el resto del público. Son dos nenas jugando en el patio de la escuela, tir
Entradas recientes

¿A quién le vamos a contar esta historia?

La primera foto transcurre en la redacción de un diario citadino. Era, o sigue siendo, el de mayor tirada de su región. El matutino de la capital de Córdoba, aquel lugar que había sido sorprendido por una chatura intelectual algo irremediable hacía ya largo tiempo.  Ella subía las escaleras de aquel edificio colosal. Dos o tres pisos que enaltecen la avenida La Voz del Interior al 6.080.  Pelo corto. Look inconfundible. Ella subía las escaleras, todos los días, cada día. Y hace dos años atrás, el 16 de mayo de aquel entonces, le pasé a su celular una información ordinaria, tal vez algo relacionado con un corte de calles en un barrio cualquiera. José Ignacio Díaz, por ejemplo. El número era accesible, bastaba pedírselo a alguien que la conociera un poco. Finaliza en 4235.  La primera escena, la trascendental, transcurre en esa redacción. Comienza en ese mensaje. En un acto insignificante. —Soy Julio. Julio Resoco-, dije y no aclaré más nada. No sé si hacía falta. Ni un soy tu compañero,